La película esta situada finales de los 80 o principios de los 90 , Sara vive en un pequeño pueblo y una noche volviendo de la discoteca le parece ver a una niña vestida de comunión cruzando la carretera, paran el coche pero no encuentran a nadie, solo una vieja y sucia muñeca de comunión que Sara se lleva para poder encontrar sobre su propietaria. Desde ese momento los 4 pasajeros que iban en el coche empezaran a tener sucesos ¿paranormales?, extraños sueños y unas manchas aparecen en su piel...
La película toma la leyenda urbana de la chica de la curva y le da un giro, añadiendo una muñeca de porcelana siniestra elemento que funciona muy bien en el cine de terror. A partir de aquí tanto la historia como los recursos utilizados son tópicos (puertas que se abren, reflejos en espejos...) que hemos visto muchas veces pero lo hace bien y consigue el objetivo de inquietar y dar algún sustillo al espectador, no siempre hay que innovar. La película combina la parte terrorífica con lo que amenaza a los protagonistas, la investigación por parte de estos del origen y también con las relaciones con sus familias en las que se introduce una parte dramática que crea una empatía con los protagonistas que están muy bien construidos y por momentos esta parte es más interesante que la de terror. Y es que la parte digamos procedimental esta cogida con alfileres, sumado a un uso desacertado de una banda sonora con toques épicos en escenas que no lo son tanto, llegando a un desenlace inveromil que se ve corregido en por un epilogo con giro.
En resumen, un producto para pasar el rato, que se olvida rápido.